Dibujaremos los mapas,
nos inventaremos los nombres.
Esta mitad de estrofa de Ricardo Lezón, mcenroe, resume la euforia de la construcción de un lugar que, en realidad, no existe. Pero es tanta la emoción que siento al leerlo y, sobre todo, al escucharlo, y era tanta la que sentía al leerlo y, sobre todo, al escucharlo.
Y digo que no existe porque en el momento en que se deja de de construir, desaparece. Como si nunca hubiera existido. Y entonces, el estupor. Como la niebla de Rugen las flores, que «tal vez, (la niebla), vuelva a encontrar la puerta abierta».