Ayer* cuando escuchaba a Angelo Néstore me venía a la cabeza la última estrofa de la Canción del mariquita de Lorca musicada por Diego Carrasco: «Los mariquitas del Sur/cantan en las azoteas» y ese trozo de canción, su primera frase, me iba ocupando por dentro y se me cruzaba con los pensamientos, que volaban dando palmas por las azoteas. Ta-ca-tá.
Quería decirle, ¿cuándo descubriste a Lorca? ¿te gusta la Canción del mariquita?, y entonces se la cantaba y dábamos un zapateado allí en el escenario, y vuelta entera, tocando palmas. Y, tras el zapateado, sólo yo sabía que Lorca, la del mariquita, la escribió para él, para Ángelo: «El mariquita organiza/los bucles de su cabeza».
Y es que Ángelo es del Sur: del final del tacón, del final de la bota, del final de Italia. Nació en el sur y al sur emigró. Ángelo es el mariquita del sur que inspiró a Lorca. Cada vez lo tengo más claro.
Él viene del teatro, de ponerle cuerpo. Todo él al servicio de lo poético. Y entonces llega a la poesía y escribe en español, extrañando su idioma materno, el italiano. Y con su pulgar verde mancha el libro que nos cuenta: Actos impuros.
Si mi madre entendiera castellano y leyera mis poemas
Si mi madre supiera que su hijo quiere ser madre
cogería el primer vuelo para España.
Encogería las piernas,
se amputaría los brazos,
se partiría la columna,
engulliría una a una sus muelas
y sus sesenta años.
Se haría cada vez más pequeña,
se inventaría un idioma,
balbucearía de nuevo
para ser mi hija.
Actos impuros, Ángelo Néstore, Hiperión 2017.
Siempre quise cantar. Desde aquí elevo mi canto. Y te dedico la Cancioncilla del niño que no nació.
Gracias, Ángelo, por este libro, por estos Actos impuros.
*En referencia a la presentación de su libro el jueves 14 de febrero de 2019 en la Fundación Centro de Poesía José Hierro.