26 de diciembre de 1980
(…)
Me encuentro bien (pasadas las fiestas me darán de alta) y mentalmente estoy sereno.
No sufro depresiones navideñas y si siento añoranza no lo demuestro, sé dominarme. (Por cierto: considero el dominio sobre uno mismo como algo sumamente importante;
es una habilidad que, según me parece, acompaña a un hombre de verdad; estoy contento de tenerla, no dejo de practicarla con cierta frecuencia; la culpa la tiene el espectáculo de muchos de mis compañeros de cárcel que se hacen los tragahombres pero en el fondo son unos cobardes.)
(…)