* Verso de la «Oda a Whalt Witman» de Federico García Lorca.
Imagen: tomada en 2015 en Lavapiés durante una deriva colectiva
Se acerca el aniversario del asesinato de Lorca. Y me he ido a buscarle, a buscarme, como siempre que acudo a la fuente de la sed, como me decía Nieves Muriel aquí. Y esto otro que comparto ahora, este recordar(me) que hay que seguir enviando cartas, belleza, por correo, este recibir un libro en un sobre sin saber quién lo envía. Esto, sí, lo escribí en octubre de 2017, cuando compartía a mi vez unos de sus versos que se me repiten en la cabeza, rítmicos, una, otra vez, como canción de cuna.
Puede el hombre si quiere conducir su deseo
por vena de coral o celeste desnudo
mañana los amores serán rocas
y el tiempo una brisa que viene dormida por las ramas.
Extracto de la “Oda a Walt Whitman”, “Poeta en Nueva York”,
Federico García Lorca, 1929-1930.
Y me alegra encontrarme, con las mismas contradicciones, las mismas obsesiones, viendo que música y poesía forman parte de mí, junto con el silencio, aunque una llegara antes que la otra, en la forma que ambas aparentan. Pues siento que se conforman en lo mismo, se funden, se alimentan y enredan en un mismo vórtice que levanta a su paso las partículas de arena que quedaron pegadas a la piel.
Y no me olvido ni de quién soy, ni de quién vengo, ni de dónde; ni de los lugares transitados hasta llegar aquí, a este bosque a la orilla del río, hoy; poblado de pájaros, pájaros que cantan y levantan el vuelo y que hacen, aquí en mi pecho, un nido con las ramas.