Un doble acto: Amor y revolución.
Eso es lo que hoy significa para mí acudir a acompañar y a escuchar los sonidos, las intenciones, las vibraciones y la música de amigos en el escenario, de amigos en escena.
Ya sé, ya sé, que ante los tiempos que transitamos, esto puede parecer demasiado sutil, demasiado superficial, demasiado burgués. Que dónde estamos, y dónde la cultura, y dónde la música, en este desierto pandémico.
Las necesidades cubiertas, las sin cubrir, hablar de música pudiendo hablar de otra cosa, salir a la calle a despojar a unos para dárselo a los otros en forma de pan, a lo Robin de los Bosques. Elijo cerrar los ojos y atender la escucha.
Pero, acaso es incompatible una y otra cosa.
Yo, ahora elijo esta, hablar de esto.
Yo, antes de morir de pena, de vacío, de no-piel, de no-música, prefiero esto.