Ayer estuve viendo a Nilo Gallego, y, como todo lo que sucede este diciembre, sucedió y me transformó.
Pasé por momentos de estupor e impaciencia, cabreo e incredulidad, cansancio y bostezo, sonrisa y complicidad, sorpresa e iluminación. En la escucha. Agobio. Tensión. Empatía. Espera, mucha espera. Pero en ningún momento quise marcharme. Quería verlo hasta el final. Quería vibrar con el toque de aquella piel de tambor inmensa, mantenerme en aquella energía: había ido hasta allí a vibrar.
El movimiento, la coreografía de las manos en el espacio, el cuerpo entregado, las manos vibrando de un desplazamiento al otro como una sucesión de fotogramas, como una mano contínua aquí y allí al mismo tiempo, en el origen y en el final del movimiento, repetida. Una sucesión de dedos vibrantes, una expansión de la piel junto con la carne. Una rara energía oscilante.
El cuerpo. La presencia. La presencia del cuerpo, allí, vacilante. El sonido que llega, que casi llega, que está al llegar. La escucha. El gesto. El gesto del cuerpo. La inclinación, la curva, el retroceso. La arista, la esquina, el escondrijo. El tope, la espalda, el apoyo, el final. El golpe. Sordo. La huída. La puerta, rendija, espacio, aire, grieta.
La calle. Pasos, perros, cierre, moto, ruido, embrague, arranque, voces.
La energía mantenida con un solo cuerpo en comunicación con los otros cuerpos, expectantes. Avanzar, de puntillas, pasitos cortos, rodear, acariciar, golpear, mirar, tocar, rozar, levantar, insinuar, llegar, abortar. Calibrar. Retroceder. Avanzar. Soltar.
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Gracias a la amistad los momentos acontecen y desatan nudos con los que una llega, hilvanada de enredos.
Hablar sobre los días, el encierro, el silencio, el chirrido del metro, el claxon, la niña del chicle, lo cotidiano, la creación, los ciclos, los trabajos y los días, la improvisación, la palabra, la intención, el movimiento. El sonido, la música, lo corporal, las expectativas. Lo que pasa cuando te entregas y fluyes.
Todo esto es lo que nace.
Manantial.
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Nilo Gallego estuvo en Cruce el 10 de diciembre de 2020, invitado por Wade Mathews al ciclo ¡ESCUCHA!