.
.
Hoy me han confundido con una turista en mi propia ciudad. No quiero volver a casa porque no sé cuándo volveré a salir. Llevo dando vueltas un buen rato, evitando entrar en una boca de metro. Los pasos me han ido llevando hasta Sol. Allí, en una especie de baño de gente, de luces, de vida, he visto la plaza muy vacía para lo que ha acostumbrado a ser. Aun así, hay gente y llevan bolsas. La Casa del Libro, de un súper, de tiendas de ropa, envoltorio de dulces…
Por mi parte, llevo una bolsa de esas blanca de plástico con 1 kg de aceitunas dentro. Últimamente, cada vez que compro algo que me gusta, se me va la mano, pues siento que quizá la próxima vez ya no pueda salir a la calle. Es algo que no pienso en ese momento, pero me sale solo, en forma de impulso. Es como una sensación de que el mundo fuera a a acabarse de un momento a otro y todo lo que puedo hacer para remediar el desastre es comprar absurdamente un kilo de aceitunas.
Es como una sensación de que el mundo fuera a a acabarse de un momento a otro y todo lo que puedo hacer para remediar el desastre es comprar absurdamente un kilo de aceitunas.
Y me he ido al km cero y me he hecho una foto. Otra sensación que me ronda estos días, y, desde esta mañana, muy poderosamente, la siento en el cuerpo, es que esto es un nuevo comenzar.
Y me he ido al km cero y me he hecho una foto. Otra sensación que me ronda estos días, y, desde esta mañana, muy poderosamente, la siento en el cuerpo, es que esto es un nuevo comenzar.
Un tipo se me ha acercado y ha intentado darme conversación. Le he mirado por encima de la mascarilla y he mascullado algo, lo ha vuelto a intentar, he vuelto a mascullar, y se ha alejado. Me encanta hablar con la gente por la calle, pero con la que a mí me apetece, no con el típico tío que ve sola a una mujer e intenta sacar provecho. Qué pesado.
Hoy ya he tenido mi dosis de charla con desconocidos y me lo he pasado bien. Una chica se ha caído con la bici y se ha dado un buen golpe, dando una vuelta sobre sí misma. Un hombre ha llamado a una ambulancia y yo he ido allí a ver si podía ayudar, y me he quedado con la chica hasta que ha venido el samur. Mientras, allí, departiendo con los primeros que se acercaron, y dándole conversación, colocándola el abrigo para que no cogiera frío. Seguramente se haya roto la clavícula. La hemos dejado en la ambulancia, y me ha dado antes su número para que la escriba porque decía que quería agradecerme y que me «iba a amar eternamente». Solo la he dado conversación. También he posado mi mano sobre su espalda. Tenía acento italiano. Puede que la escriba.
Demasiadas aventuras por hoy, un día cualquiera. Últimamente, cada vez que salgo a la calle pienso que va a ser la última.
Es el diario de una aventura urbana.
Está muy bien. Gracias, amiga.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sí, son días en que cualquier cosa que sucede se convierte en algo más. Una conversación en la calle es ya un acontecimiento.
Me gustaMe gusta
Gracias a ti, por pasarte por aquí. Y comentar.
Me gustaMe gusta