Dos años después, me veo en Segovia, en la iglesia de San Nicolás.
Corro para llegar, no camino.
Y sin embargo, la emoción del encuentro. Las velas al
entrar. Recorriendo, para llegar, calles vacías a medio iluminar. El frío tensa
la piel del rostro. El sosiego que reina en el camino es un anticipo de que lo
va a suceder allí. «A continuación: no ocurre nada».* Solo nos
acompaña una brújula moderna, un GPS que nos va diciendo por dónde pisar, hacia
dónde torcer, qué lugares atravesar. Hay calles que no tienen salida, una
bordea el Acueducto y va en paralelo a un muro, tal vez muralla, que parece que
nunca acaba. Hay que decidir hacia dónde.
Pequeñas decisiones que nos construyen. Movimientos que nos conforman. Giros, miradas,
dedos señalando el próximo paso. Manos que anuncian el siguiente movimiento.
Flexión, extensión. Hacia dónde. Dónde mirar. Dónde escarbar. Dónde el
alimento. Cuello en flexión. Espalda en extensión. Músculo. Soporte. Suelo.
Vacío.
Hemos llegado callejeando. Entramos por una calleja y subimos unas apetecibles
escaleras. No es el camino marcado. Nos perdemos. Titubeamos. ¿Tan importante
es hablar de cómo se llega? De nuestros pasos el horizonte. Piedras nos
acompañan, la luz amarillenta del alumbrado, el encanto de lo silencioso,
callado, discreto, antiguo. De lo noble, vetusto, quieto. Como un árbol que
espera nuestra llegada. Y allí estaba, allí el misterio residía. Sin tú ni
siquiera saberlo.
El sonido del silencio
El lenguaje de Tempo es el del silencio. Tantas palabras y lo que intento es decir: Calla, escucha.
Ahora, escúchate. Respira. Mira a ver cómo el abdomen se hace globo, coloca allí tu mano. Vuelve a respirar.
Nota tus costillas, nota cómo elevas los hombros para
que quepa más aire, más vida, más silencio.
Y, mientras tanto, el cuerpo. El cuerpo presidiendo la piedra. La luz. La sombra.
Presidiendo y residiendo en el silencio, en el eco del soplido al apagar la vela. Residiendo
en el linóleo. Restituyendo al otro. Al otro cuerpo, el que no ve, el que
duerme, el que está cansado. El que bosteza.
El cuerpo resistiendo, milímetro a milímetro
su movimiento silencioso de felino,
su danza de signos, su dibujo de palabras
en el aire denso.
La piedra que acontece allí, la piedra.
El rumor de las letras que
se disipan en una pared.
El rumor. El estallido de luz que
dibuja poemas en el lugar en el que un día. La luz.
Un altar. El humo, el humo que
oculta, vela y desvela. El humus en el que
crece el humor que recorre la piel,
que es palabra, que es gesto, que es música.
Que se contrae y expande y se
convierte en humus-humor-amor.
Y la música. Y la piedra. Y el roce. Entonces, fue el roce. Y te envuelve. Todo
te envuelve. Los ojos alucinados persiguiendo el movimiento amarillo de las
velas, el movimiento aterciopelado del cuerpo, el movimiento ascendente del
sonido, el susurro del caer de un cuerpo, el murmullo al levantarse, el aire
que desplaza el brazo, el pétalo que se entrega y que cae. Cae. Cae.
El asiento. El asentir a la vida. La espera. El despacio. El muy despacio.
El casi nada. El no hagas nada. El siéntate y espera.
Contempla. Escucha. Mira. Mírate. El silencio. Para.
Respira.
Escucha
¿Puedes oír cómo retumba el silencio?
El espacio
Esta pieza escénica ha sido mostrada en la Iglesia de San Nicolás de Segovia el 10 de febrero de 2023.
Originariamente fue estrenada el 23 de enero de 2021 en la Sala Pradillo de Madrid, y más tarde fue cartel en la Sala Cuarta Pared, también en Madrid. Este año 2023 ha comenzado representándose en diferentes puntos de la geografía,
como León y Segovia.
La música. El espacio sonoro
En esta representación del 10 de febrero, el cuerpo llega y va parando el ritmo de la semana, y la música ambient en directo de David Mata va preparando el cansancio hacia otro lugar, lo acuna, lo mitiga, lo diluye, lo transforma. Logra que los músculos se vayan destensando y que la cabeza se dirija hacia dentro, en lugar de tanto hacia fuera. El rostro se relaja, los músculos se van quedando en reposo. El cuerpo se queda quieto, disfrutando del silencio que esta música desprende El espacio sonoro recreado es tan rico, profundo, luminoso, esférico, que puedes llegara flotar si cierras los ojos.
La luz. El espacio lumínico
En esta pieza y en este espacio, la iglesia de San Nicolás, destaca la iluminación realizada por Sergio García en una cálida emisión de luz de vela, estratégicamente colocada, como apoyo a la ingeniería lumínica, que en esta caso es muy básica y ofrece menos posibilidades por el espacio del que se trata. Mediante velas de diferentes tamaños distribuidas por todo el espacio semicircular bajo el ábside, y en alguna altura aprovechando el recoveco, se logra un ambiente que retrotrae a otras épocas. En una iglesia románica como la de San Nicolás, compacta y humilde en su arquitectura, de una sola nave, resulta un gran acierto, ya que la piedra acoge y reverbera magníficamente la luz y la sombra.
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Auguramos a esta pieza escénica, Tempo, de la compañía Mery Dörpp, un rico recorrido presente-futuro por el paisaje escénico y cultural y deseamos que sea acogida gustosamente en las programaciones. Es un proyecto hermosamente diseñado y magníficamente mostrado al público en sus diferentes y versátiles -delicadas- puestas en escena hasta el momento.
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*Palabras pertenecientes al texto de la pieza.
«Tempo, un estudio del grado de celeridad, del tiempo, la escucha y el tránsito»
Ficha técnica
Creación, dramaturgia, y dirección: María Escobar.
Textos: Kabir, H.D. Thoreau, Basilio Sánchez y María Escobar.
Intérpretes: María Escobar (Cuerpo), David Mata – Erissoma (Espacio sonoro) y Sergio García (Espacio lumínico)
Música original: David Mata – Erissoma
Diseño de iluminación: Sergio García
Confección falda: Lana Lezhneva
Edición proyecciones: David Tortosa
Diseño Gráfico: Chefer.
Fotografía: Manolo Pavón. Roberto Esteban. Emilio Tenorio. Rubén Sanz.
Vídeo: Eva Viera. Fernanda Carvalho.
Asistencia en el proceso: Chefer (física) y Almudena Ramos (metafísica).
Producción y distribución: Mery Dörpp.
Compañía: Mery Dörpp.
Agradecimientos: Teatro Pradillo, junto al Programa de Escuela de Artes Vivas, Sala Cuarta Pared, Poliana Lima y Lucas Condró, Rafa Campos y su Espacio en Blanco, Ana Salómé Branco, Tania Arias, Mónica Valenciano, Jonathan Martineau, Clara Girona, A mis hermanos -Elena, Isi y Ana-, a mi madre siempre, y a todo mi equipo presente y ausente.
In memoriam: A Juanma Recover, A José Sánchez Velázquez.

Imagen del programa, por Mery Dörpp.