Una pila de libros sobre el puf del salón. Un libro en el bolsillo de la mochila. Otra acumulación en la esquina izquierda inferior de la mesa. Otro suelto un poco más arriba, justo en medio. Otros dos en la esquina derecha inferior. Otra pila en la mesilla, que son los que estaban en la alfombra junto a la cama. Una nueva estantería en el salón que ya está repleta, otra vez. El de la mochila reemplaza el que llevaba el domingo y terminé por regalar a d, pues el suyo estaba en camino. Y a su vez, es un libro que me ha regalado d. y así parece que el círculo se cierra. Pero el círculo de los libros es infinito.