Os comparto esta ACRO YOGA JAM que se va a celebrar este fin de semana en Madrid Río. Es dirigida e integrativa. Reúne a las escuelas de Acro Yoga de Madrid y acoge tanto a acroyoguis avanzados como a principiantes que quieran acercarse a probar.
Sábado 18 de marzo. Hora: 17.30-19.30h
Lugar: Césped detrás del Matadero cruzando los primeros edificios en dirección hacia el puente al Centro Comercial Madrid Río. Metro Legazpi. Si llueve, se irá a una sala cercana.
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Desde el cuerpo, el horizonte
El primer día que fui a una sesión de AcroYoga estuve pensando en escapar en cada postura que se proponía, no me sentía capaz y mi mente colaboraba adelantando resultados funestos. Pero el brillo en los ojos de lxs compañerxs, y la curiosidad por la vida que quiero estaba allí. Alegría, confianza, compromiso, cuerpo, crecimiento, buen humor. Colaboración. Comunidad. Con la guía, el buen humor, el ánimo, la humanidad y el cuidado impecables de Javier Ercilla y Esther de Frutos.*
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Y me decía: «Ve hacia el miedo». Y me venía el pánico y presentía el vértigo. ¿Yo, ahí arriba, volando boca abajo, en una invertida, pies para arriba, sobre otro cuerpo? ¿Yo, abajo, cómo mi cuerpo va a ser capaz de sostener otro cuerpo?». Y, confiando, me entregué en cada movimiento, flexión, giro, sostén, cuidado. Me centré en la escucha de mi cuerpo, en la escucha de los otros cuerpos. Y me acompañaba R., era también su primer día, y nos animábamos con el gesto, el cuerpo, la voz.
¿Yo, ahí arriba, volando boca abajo, pies para arriba, sobre otro cuerpo? Yo, abajo: ¿Cómo sostener?».
Y, confiando, me entregué en cada movimiento, flexión, giro, sostén, cuidado. Me centré en la escucha de mi cuerpo, en la escucha de los otros cuerpos.
La energía del grupo y el desapego, propio, ajeno, al resultado; la confianza de las compañeras en mí, la diversión, el reto. El «¿y si probamos?» por encima del miedo a caer y hacer daño, o a que me dañe la caída, gesto, movimiento de la otra persona.
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Ayer vino C, era su primer día, y pude sentir la alegría y naturalidad de sentirme guía, cuidando y apoyando su primera experiencia en el grupo junto con R, tal y como ya hicieron y siguen haciendo conmigo. Y tal y como lxs demás compañerxs hicieron de forma natural. La generosidad es una parte importante en este Yoga de contacto, en el que la comunidad y el trabajo en grupos de tres hace que las emociones de la satisfacción, frustración, repetición, consecución, todo ello, se pueda compartir en el momento con las otras personas.
El «error» es bienvenido, el volverlo a intentar, el máximo cuidado y el sostén también lo son. Forman parte primordial. El cuerpo como principio, nutrir el interior y crecer como final.
La experiencia de AcroYoga me lleva a seguir, sintiendo que no hay unos cuerpos que sí, y otros que no. Que es para todos los cuerpos y para todas las personas que partan de una movilidad que les permita realizar estas posturas, exigentes, algunas (muchas) con fuerte conexión con las asânas que ya conocemos del Hâtha Yoga.
Me lleva a seguir, ganando confianza, práctica, forma, aprendiendo sobre mí, mi cuerpo, mis posibilidades, mi fortaleza, mis miedos; aprendiendo de los otros cuerpos, de los otros miedos, fortalezas y posibilidades. Estableciendo lazos y vínculos.
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Me lleva a seguir, ganando confianza, práctica, forma, aprendiendo sobre mí, mi cuerpo, mis posibilidades, mi fortaleza, mis miedos; aprendiendo de los otros cuerpos, de los otros miedos, fortalezas y posibilidades. Estableciendo lazos y vínculos.
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Quizá la intensidad de la experiencia ocurra tal y como con una sesión de Yoga en la que el cuerpo, la mente y el espíritu comienzan la práctica en un estado puntual, que se va viendo modificado por la respiración, el movimiento, la intención; y la movilización de la energía por los canales, con la apertura o calentamiento de los chakras protagonistas según la dirección del movimiento. Sesiones en las que se hace salir al karma, provocando la apertura y salida de esa huella que ya estaba ahí, en nosotros, que abre el espacio para liberar y sanar. Como hemos experimentado en nuestras sesiones de Hâtha Yoga. Y como hemos leído en el libro de Denis Criado: «El cuerpo consciente».
Y en esta búsqueda, como en la respuesta, intermedian y participan los cuerpos: la mirada, la voz, la palabra, y el gesto compartido.
La diferencia entonces quizá sea que, aquí, mirarse al ombligo vale de poco y el ego se sostiene aún peor. No hay espacio. El espacio es para la concentración y la confianza mutua, la mirada interna y la mirada al otro. Podríamos decir que esto es como cuando buscas una calle y, o te vales del GPS, o bien renuncias a la pantalla y preguntas, como antes y como siempre, a otra persona.Y en esta búsqueda, como en la respuesta, intermedian y participan los cuerpos: la mirada, la voz, la palabra, y el gesto compartido.
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Podría seguir contando lo que está suponiendo para mí el aprendizaje teórico entrelazado a la práctica del Yoga… Eso formará parte de otro post.
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*Esther de Frutos es profesora de Yoga y de Acroyoga en Madrid. Javier Ercilla es profesor de Yoga y de Acro Yoga también en Madrid. Formados en esta disciplina en Acro Yoga Montreal, ambos llevan la escuela de Acro Yoga Akrobears con sede en Madrid. Actualmente se encuentran organizando el encuentro de Acro Yoga Montreal en Madrid para el primer fin de semana de abril. El encuentro tendrá lugar en la sede de la Escuela Internacional de Yoga, fundada por Mayte Criado.